LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
El documental Comprar, tirar, comprar pone sobre la mesa el concepto obsolescencia programada, popularizando un término que, en la práctica, yo y la mayoría de los consumidores del mundo había sufrido en primera persona. Ya había comprobado que los productos tecnológicos tenían una vida limitada, pero, además, el documental dirigido por Cosima Dannoritzer nos abre los ojos a las graves consecuencias ambientales de este constante usar y tirar: estábamos convirtiendo a países como Ghana en el basurero electrónico de los países más desarrollados del mundo.
En primer lugar, se hace un recorrido histórico sobre cómo surgió la obsolescencia programada en los países de Estados Unidos, Alemania, España... Comienza en 1932 con la invención de la bombilla, la cual se convierte en el primer y en uno de los mejores ejemplos de los productos de obsolescencia programada, ya que está relacionada con la inteligencia y la innovación. Las empresas, al principio tenían un objetivo claro: crear una bombilla capaz de durar 2000 horas; pero al poco tiempo el objetivo de las empresas cambió y se constituyó en intercambiar patentes, controlar la producción, y sobre todo, controlar al consumidor. Es decir, querían que la gente comprara bombillas con regularidad, porque si duraban mucho era una desventaja económica. Para ello, se reunieron en un comité para decidir reducir técnicamente la vida útil de las bombillas, la fabricación estaba rigurosamente controlada y vigilada para asegurarse de que se cumplia la norma establecida. Además, los fabricantes eran multados si se desviaban en la producción.
Lo mismo pasó con las medias de NYLON. Al principio era un hilo duradero, eterno, muy resistente, pero se dieron cuenta que no ganarían dinero y vendían mucho y decidieron hacerlos más débiles, es decir, se convirtieron en productos desechables.
Otro de los ejemplos de obsolescencia programada es la poca duración de la batería de los móviles de la compañía de teléfonos Apple; la batería de los móviles se “muere” en 8 meses y la política de Apple prohíbe que te la cambien. Unos usuarios de estos móviles les pusieron una demanda ante el tribunal, y lograron conseguir documentos sobre los procesos de construcción de la batería, donde descubrieron que estaba programada para durar un tiempo específico. Después de esto Apple prolongó la duración hasta dos años.
Todos estos ejemplos son para lograr la ya comentada anteriormente, obsolescencia programada, que es el motor secreto de nuestra sociedad del consumo. Es decir, diseñan a propósito los aparatos con una duración específica, ya determinada para que sigamos comprando una vez se estropean o dejan de funcionar. Lo consiguen poniendo un chip dentro de las máquinas, que hace que las bloqueen. Al fin al cabo la mala construcción es modelo de su negocio.
Con eso logran que el consumo de la ciudadanía aumente a gran escala. En otras palabras, logran ese deseo del consumidor de poseer algo un poco más nuevo, un poco antes de lo necesario. Por eso, el concepto surgió al mismo tiempo que la producción en masa y la sociedad de consumo. Es decir, con la producción en masa bajaron los precios, los productos fueron más asequibles, y la gente empezó a comprar por diversión y más que por necesidad, por lo que la economía se aceleró.
Vivimos en un mundo de crecimiento por lo que el consumo también crece en consonancia.
La sociedad de crecimiento va a toda velocidad, nadie lo “pilota” por lo que su destino es lo peor. La obsolescencia programada depende totalmente del consumidor, nadie nos obliga a ir a una tienda y comprar un producto, va en nuestra propia voluntad, controlar ese consumismo desenfrenado.
La obsolescencia programada provoca un flujo constante de residuos electrónicos. Yo pienso y entiendo que en la sociedad de antes lo hicieran, ya que en 1932 la sostenibilidad era menos importante, y no veían que el planeta tuviera unos recursos finitos.
En cambio, hoy en día, cada año en el primer mundo se producen hasta 50 millones de toneladas de residuos electrónicos, el 75% de los cuales desaparece en el tráfico ilegal y su reciclaje. Su destino habitual son vertederos africanos, como Ghana, donde contaminan el agua, la tierra y el aire y envenenan a miles de personas.
La escena de los “vertederos” africanos me ha puesto los pelos de punta, y me ha emocionado mucho el hombre que ha aparecido hablando y recordando el lugar donde jugaba con sus amigos al fútbol. Defiendo totalmente todo lo que dice, poniendo en tela de juicio la debilidad del sistema europeo de reciclaje, la ausencia de compromiso legal en EE.UU, denunciando la existencia paisajes literalmente inundadas de residuos reciclados sin ningún tipo de respeto por el Medioambiente o la salud, y evidenciando la incapacidad de las autoridades portuarias europeas para controlar el gigantesco volumen de basura electrónica que cruza los mares a diario.
Para finalizar mi reflexión, quiero hacer una especial mención al profesor frances Serge Latouche, ya que sus palabras me han parecido muy útiles y me han servido para aprender y ponerlo en práctica en mi vida personal. El profesor apela a la responsabilidad del consumidor que, consciente de lo que le pasa a un producto cuando acaba su vida útil, quizá debería redefinir su papel; utilizando sus aparatos durante más tiempo antes de que el planeta se convierta en un enorme vertedero con una larga y tóxica vida por delante.
Yo pienso que para abandonar la sociedad de crecimiento definitivamente no basta con reformar los procesos productivos, sino que hay que replantear nuestra economía y nuestros valores. Al fin y al cabo, la esencia o clave del decrecimiento está en la palabra reducir; reducir nuestra huella ecológica, el despilfarro, la sobreproducción, y el sobreconsumo.
Para terminar, quiero decir que cada vez dependemos más de los objetos para nuestra identidad y nuestra autoestima; al reducir el consumo y la producción podremos liberar tiempo para desarrollar otras formas de riqueza que tienen la ventaja de no agotarse al usarlas como la amistad y el amor.
zorionak oso irudi erakargarria sortu duzulako
ResponderEliminar